Nos preocupa tanto la seguridad… Sin embargo, estar confusos nos permite cambiar y transformarnos. Cuando estás seguro nada puede cambiar.
Muchas personas estudian, buscan un trabajo nuevo o emprenden sin saber qué es lo que la vida quiere de ellas. Se dejan llevar por lo que los demás opinan o esperan, por creencias propias, pero sin calibrar previamente si es eso lo que quieren entregar al mundo y a sí mismos.
El sentido de la vida es vivir una vida con sentido. ¿Y cuál es ese sentido? El amor. Cuando te amas, eres feliz. Y cuanto más feliz eres, es cuando comienza a amanecer el propósito de vida.
Thomas Merton dijo: “Toda persona tiene la vocación de ser alguien; pero debe entender claramente que, para realizar esta vocación, sólo puede ser una persona: él mismo”.
Y para ser tú mismo tienes que conocerte y saber qué te hace feliz. Hacerte preguntas para despertar esas respuestas que ya hay en tu interior.
No es el destino, es el camino. No se trata de qué hacer para disfrutar sino de disfrutar haciendo…
Todos somos únicos y llevamos luz dentro. Puede estar escondida en un cajón interior o podemos sacarla e iluminar. Para que esa luz cumpla su función hay que entender para qué sirve, cómo funciona y quién la necesita.
El Dalai Lama dijo: “Creo que el propósito de la vida es ser feliz. Desde el momento del nacimiento, cada ser humano busca la felicidad y no quiere el sufrimiento”.